viernes, 27 de abril de 2012

Rec 3: Génesis (2012)

Recomendada para: Nadie, a menos que estés pacheco o borracho y las estupideces te causen una gracia asombrosa.
No recomendada para: Si tienes más de dos dedos de frente, si valoras tu tiempo, tu dinero y tu salud mental.
Creo que esta es la segunda vez en mi vida que he considerado seriamente salirme del cine. El director y guionista, Paco Plaza, destruyó por completo mis ilusiones y mi confianza en el cine de terror español. Basura, basura hecha y derecha es lo que hicieron con la tercera entrega de Rec, después de que la segunda fue bastante mala, ya de por sí. Una vez dicho esto y superado el mal trago, el humor involuntario hace de las suyas, y al final uno se ríe nada más por lástima. Un patético intento de película de terror -la cual no se acerca siquiera al cine serie B porque sí que tiene presupuesto-, combinado con una decente y engañosísima publicidad ameritan un llamado a gritos pidiendo auxilio a la Policía del Cine. Ni se le acerquen a Rec 3.

Los primeros cinco minutos, que respetaron el estilo mockumentary de las primeras dos entregas, son lo único medio rescatable. Ni siquiera me voy a molestar en no arruinarles la historia, porque es tan estúpidamente simple que cualquiera que haya visto alguna película de terror antes sabrá de qué va, y cualquiera que haya visto los pósters sabrá en qué termina. Una vez dicho esto, procederé a rantear largo y tendido.

Clara y Koldo se van a casar. En la boda hay dos camarógrafos, el primo con una handycam y Atún, un hipster con equipo profesional. Uno de los invitados es el tío de Koldo, que resulta ser el veterinario que atendió al perrito de la niña de la primera y espectacular Rec; o sea, el paciente cero, el que empieza a regar el virus. Predeciblemente, el perro mordió al tío y el tío será el primer zombie de la boda. Cuando el ataque empieza, Koldo, la hermanita de Clara, el primo, Atún, y un inspector gubernamental de no sé qué diablos, se refugian en la cocina y, en un arranque de furia, Koldo destruye la cámara de Atún. Aquí sale el título inicial, Rec 3: Génesis, y la película se va derechito al bote de la basura.

Después del título, el mockumentary se les olvidó, y empezamos a ver una película con tomas tradicionales, bastante malas, dicho sea de paso. Además, las actuaciones se convirtieron en una cosa más lamentable que las de los actores telenoveleros de Telerisa. Y que no se nos olvide que, cuando tu película va mal, lo mejor y más estúpido que puedes hacer para acabarla de arruinar es llenarla de clichés pseudo-cómicos, ¿por qué no? Y, ya de plano, si el público cada vez se resbala más en los asientos con caras de asco y decepción, aviéntate una explicación cósmico-religiosa: el apocalipsis es tu mejor amigo.

Así vemos al grupo de “sobrevivientes” ir disminuyendo hasta que tres de ellos se refugian en la iglesia, a la cual, por obvias razones, los zombies no pueden entrar. ¿Obvias? ¡Claro! Los zombies, como vimos en Rec 2, son hijos de la niña de Medeiros que está poseída por Satán. Cuando Koldo entra en la iglesia, escucha por los altavoces el mensaje de Clara: sigo viva y estoy embarazada... ah, y no nos casamos de penalti, para la información de todos los otros sobrevivientes metiches (claro, como nos importa que se hayan comido la torta antes del recreo, es fundamental que nos lo expliques, a riesgo de que un zombie asqueroso te alcance un buen mordisco a la mitad de tu cursísimo discurso). De inmediato, Koldo se pone una armadura antigua (reliquia de algún santo mata dragones) y la otra se la planta al mesero mexicano que es, nada más y nada menos, que el hijo perdido de Capulina y los Polivoces. Ambos aplicarán la de las Fantasías animadas de ayer y de hoy y caminarán de puntitas evitando zombies y buscando a Clara. Por supuesto, el mexicano muere a los dos minutos de iniciada la búsqueda.

Por otro lado, Clara y el sacerdote -traumado porque ha empezado el juicio final... aha- van buscando a Koldo también. Y como en todas las comedias idiotas, más de una vez cruzan caminos sin encontrarse. En esas, al que sí se encuentran es al amigo borracho que se fue a tirar a la francesa buenota (que de buenota no tenía tanto, pero bueno). El par de tórtolos no está ni enterado de que hay cientos de muertos afuera, razón por la cual la lección del día es: si alguna vez nos atacan los zombies lo mejor que puede uno hacer es ir a echar pasión con quien se deje, así los muertos vivientes jamás te van a encontrar, salvarás tu vida y, si todo sale bien, te divertirás un rato en el intento. Los tórtolos se unirán a la exploración, en la cual, más adelante, perderemos al padre pero solo para enterarnos de que rezar paraliza a los zombies.

Luego de caminar otro rato, Clara y los otros dos facilotes se encuentran al con John Esponja (quien todavía se toma el tiempo de explicar que es John y no Bob, redondo y no rectangular por cuestiones de derechos de autor) y les pide que alcancen el switch de la luz porque él no puede porque la botarga le estorba, y que no se quita la botarga porque no trae nada abajo (en serio, yo creo que el guionista estaba muy borracho o pacheco cuando escribió esta parte). En este desmadre, a la francesa se la comen, no sin antes pasar por el patético momento de confesionario con Clara de: no iba a venir a tu boda / ¿ah sí? pues yo no te iba a invitar.....PERRA. Por supuesto que a John Esponja también lo matan y cuando por fin parece que Clara logrará escapar, escucha la canción de Gavilán o Paloma y de inmediato sabe que Koldo está vivo......SUPER LÓGICO GOEEEEEEEY. Clara decide regresar a buscar a su marido, así que corta su vestido para enseñar pierna y su fabulosa liga roja, y con todo y tacones se pone a matar zombies con una sierra eléctrica (en serio, esto cada vez se pone peor). Por cierto, al amigo lo muerden y Clara lo decapita.

Eventualmente Clara y Koldo se encuentran y tratan de escapar. Cuando ya están acorralados por los zombies se escucha un nuevo mensaje por los altavoces: esta vez es el padrecito leyendo el Génesis (nooooo, ¿me lo juran?) y todos los endemoniados se paralizan y convulsionan. Clara y Koldo ya van por la salida cuando salta el abuelito sordo de Koldo y muerde a Clara. Koldo grita algo como “¡me cago en mi abuelo sordo!” de la manera más graciosa posible. En un intento desesperado por salvarla, Koldo le corta el brazo a Clara con la afiladísima espada de utilería que sirvió para partir el pastel de bodas. Obviamente la solución chafa no sirve de nada y Clara comienza a transformarse.

El final además de estúpido es una cursilada: escapan del lugar (obviamente el perímetro está acordonado y los granaderos los esperan afuera), se besan, Clara se transforma, le arranca la lengua a Koldo, los granaderos les meten una plomiza marca narcotraficante mexicano y, ya moribundos, se toman de las manos en un último y tarado esfuerzo por permanecer juntos por siempre. Procedo a vomitar.

¿Ahora sí me creen que no deben, por ningún motivo, gastar su tiempo ni su dinero en ver esta mamarrachada? De nada.

Ana Sthal @anasthal



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