miércoles, 5 de febrero de 2014

Balada de Un Hombre Común (Inside Llewyn Davis, 2013)

Recomendada para: Los que disfrutan de las historias atascadas de humor negro, o si la música folk te agrada.
No recomendada para: Los que esperen ver la historia, tipo documental atormentado, de algún cantante famoso, con todos los toques melodramáticos de me-corto-las-venas-con-galletas-de-animalitos que éstas suelen tener.

Antes de empezar, quizá deba aclarar un punto importante: realmente me gustan las películas de los Coen. Esto no quiere decir que las siguientes líneas vayan a ser una oda palera de la cinta ni nada por el estilo, pero la verdad es que la disfruté bastante, la recomiendo totalmente y creo que las nominaciones y premios de este año los ha tenido bien merecidos.

Llewyn Davis (Oscar Isaac) es un cantante folk de la década de los sesenta, pero nada del estilo de Elvis o los grandes de la época. Se trata de un tipo fracasado, deprimido, profundamente antisocial y el peor forever alone del mundo, que prácticamente no tiene ni en qué caerse muerto. La cinta, que cuenta su trayecto hacia la tan deseada fama, nos llevará a través de sus desventuras y, una tras otra, acabará por demostrarnos que la esperanza es inexistente y que los malos (en toda la extensión que la sociedad contemporánea le da al término) no se van al infierno, sino que lo cargan a la espalda todos los días de sus vidas.

Las muy graciosas actuaciones, junto con un guión atascado de humor negro, hacen que uno se descubra a sí mismo como una persona bastante mula, capaz de reírse y disfrutar con la desgracia ajena. Carey Mulligan -que con este personaje se reivindicó conmigo, después de su ñoña aparición en Drive-, Justin Timberlake -que por fin hace el papel que se merece: el del teto-,  John Goodman -que interpreta al desgraciado asqueroso más desgraciado y asqueroso del planeta- junto con Isaac, hacen que la historia se disfrute a pesar de que todas las convenciones morales nos indiquen que esas cosas no dan risa.

La música es, quizá, el punto más fuerte de la película. Aunque no es estrictamente un musical al estilo de Broadway, la banda sonora sí es el centro de la narración, y hasta los más perdedores y chafas de los artistas que aparecen en pantalla cantan bien y, al mismo tiempo, cumplen con el propósito de ilustrar el patetismo de los bajos mundos del showbiz. Algunos musicales llevados a la pantalla deberían de aprender de esto (cof cof Mamma Mía, cof cof, Pierce Brosnan, cof cof... no, no es agradable ver una película musical con alguien que canta nefasto, perdónenme).

También la foto me gustó mucho, todo esto de la nieve, los ambientes nublados, la iluminación fría te dejan con una sensación de miseria terrible. A pesar de que te rías de las desventuras de Llewyn Davis, también te da un poco (o un mucho) de lástima su caso de pobretón muerto de frío en el invierno de Nueva York, y un poco de tristeza en general. Esta combinación le da a la película una sensación agridulce muy, muy peculiar.

Al final, yo ya no sé si amé u odié a Llewyn Davis, pero lo que sí les puedo decir es que me resultó tan patéticamente real que lo disfruté de principio a fin, y que, aunque no le llega a otras excelentes películas de los Coen (como Quémese después de leerse, por ejemplo), no salí para nada decepcionada de la sala de cine.

Ana Sthal @anasthal

ADVERTENCIA: Los siguientes párrafos contienen información esencial acerca de la trama de la película.

Me latió:

1. Carey Mulligan, particularmente la línea de "Eres como el hermano imbécil del Rey Midas: todo lo que tocas se convierte en mierda". Me encanta que su personaje de los sesenta tiene más pantalones que el de Drive en los dos mil y pico.
2. El gato; es el colmo de colmos y, aunque ya me imaginaba que algo así sucedería, cuando la dueña descubre que les devolvió al gato equivocado, la verdad es que me ataqué de risa.

3. La canción de The Death of Queen Jane, que es la que le canta Davis a Bud Grossman; quedó maravillosa.
4. La trama circular, o sea: el final es el mismo que el principio. A eso me refería cuando dije arriba que la esperanza es inexistente.

No me latió:

1. Roland Turner, interpretado por John Goodman, es el personaje menos desarrollado de la historia; yo sí me quedé con ganas de saber más de él porque, al mismo tiempo, es uno de los más graciosos.

2. Que el muy HDP de Llewyn abandone al gato atropellado, cojeando, en la carretera. Lo odié, lo odié con toda mi alma.

3. Que las canciones no estén nominadas al Oscar.


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